Amigos
Me esfuerzo
por no perderos.
Ya sé:
“Es imposible reunir nuestros
caminos”,
“La vida
se encarga
de separarnos”,
“El pasado no regresa jamás”.
Pero aquí dentro está
el tacto
de la tierra
(y el fuego),
las imágenes a las
que acudo,
algunos olores definitivos,
el sabor de unos labios
que no diré…
y vuestros rostros.
(De
esta suerte
se alimentó mi
memoria).
Es por eso que
me esfuerzo
por mantenerme a vuestro lado,
(porque no podría nombrar
ahora quién soy,
ni quién fui, ni quien seré
sin vosotros).
A vuestro lado,
el humo que serán
nuestros cuerpos tendrá
–tal vez–
la huella de lo eterno.
De Hallazgo de la visión
Vivo extramuros
A veces
regreso a la muralla
poso mi mano
sobre la piedra
para sentir vibrar la vida
allá dentro.
•
Desde el camino veo entrar
a los juglares.
Los centinelas tensan las ballestas.
La punta de las flechas
brilla en el ojo
de las saeteras.
De Vivo extramuros
El coleccionista
Tomé mis precauciones.
Conservar la pieza
era más importante que la captura.
Desestimé las armas de fuego y toda arma blanca
cuyo filo pudiera lastimar
la fragilidad de su carne.
Trampas, medios mecánicos y golpes
fueron también desechados.
No brindaban
garantía
de absoluta integridad.
Me decidí.
Lo más delicado, sin duda,
un caza-mariposas,
el oído atento y la sensibilidad
para distinguir de entre todas,
las piezas que debieran
formar parte
de mi colección.
Atravesadas con una fina aguja,
para no olvidarlas,
duermen en la vitrina
palabras en peligro de extinción.
Como un tesoro guardo
el más raro de los ejemplares.
Un “te amo”,
un intenso te amo,
–pálidas alas,
moribundo y leve–
de apenas unas horas
–moribundo–
de vida.
De Vivo extramuros
Para que miren al mar
Hemos cambiado las ventanas
para que miren al mar.
Las paredes las hemos pintado
de sal y hay peces
nadando en la bañera.
Pero aún
tiene esta casa
voluntad de barco
y de naufragio.
De Inédito
De profundis
Desde
lo más
hondo
te lo pido.
Si no piensas
en mí
desaparezco.
De Inédito
I
Hallazgo de la visión
Fue inútil ocultarse:
la oscuridad
es un mal territorio
para la huida.
No es la luz,
sino su memoria
la que te impide
cerrar los ojos
en este mundo oscuro
en que te escondes.
Tal vez
el milagro de un poema
o de un poco de amor
te salven
de esta visión
de anegada luz que te
rodea.
De Hallazgo de la visión
II
La infancia es una calle donde habitan
todos los
veranos.
En sus portales no cabe la muerte
y el sol es eterno y se
prolonga
más allá del invierno.
Ahora sabes que transitaste
por días inter
minablemente lentos,
y –a tu capricho– el tiempo
se detenía
a tu lado.
Era posible
la palabra siempre
y la entregabas –generoso–
al viento
cuando la felicidad era
–tan sólo–
el poder contemplar
desde la orilla
–con ojos muy abiertos–
cómo escapaba el agua
lentamente.
Un día,
desaparece
tu mirada de niño
y la calle se estrecha
dando paso al otoño.
El tiempo no es eterno,
no te sorprendas
si de repente
la calle acaba y oscurece:
La infancia es una calle donde habitan
todos los venenos.
De Hallazgo de la visión
III
Dolor
...la palabra
es un símbolo del dolor,
pero no el dolor mismo.
(Aureliano Cañadas)
Es el dolor
quien me hace consciente de
mi cuerpo.
A veces
el dolor se desvanece.
(Y en esa falsa ausencia
te creemos
placer)
De Humo
XII
Debería contarte
que amaneció
un día azul,
que los primeros
espejos
de la mañana
aún reflejaban tu imagen,
que en los charcos la lluvia
dejó olvidados
anoche
nuestros últimos besos,
o contarte que el viento
–perdida su inocencia–
se estremeció ligero
en tu cabello.
Pero el día gris no te trajo,
ni el viento,
ni siquiera la lluvia.
De Hallazgo de la visión
XX
Visión de un crepúsculo
en el inicio de la primavera
El largo brazo
del agua,
con sus uñas pintadas
de rosa,
vierte sobre las cimas
su dimensión humana.
Se esfuerzan, húmedas,
por elevarse
contra el viento,
dos líneas
convexas
en las alas de un pájaro.
De Hallazgo de la visión