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Monday, 5 August 2013

Carlos de la Fé

carlos de la fé
#27
Carlos fue cofundador de la revista La Plazuela de las Letras. Ha sido jurado en concursos internacionales de relato y microrrelato. Fue ganador y finalista en el I Concurso de Microrrelato de Amnistía Internacional; Premio de novela Francisco González Días 2011 con La Cofradía de la Luz de Gas y finalista en el I Concurso de Cuentos Voz Hispana de la Editorial Mar en proa. En la actualidad colabora con varios proyectos sobre la perspectiva de género y los criterios de no discriminación y diversidad en la Literatura: el Proyecto DeSgenerad@s, la Asociación Equidad & Igualdad y la Escuela Virtual de Empoderamiento Feminista. Sus cuentos narran temas cotidianos donde se cuela la fantasía más sorprendente.

Documental

Todos los acontecimientos y personajes de este microrrelato son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es coincidencia, pero no casual.
Hecha esta aclaración, el autor es libre de utilizar el hecho ficcional recurriendo, por ejemplo, a la técnica de dejar el final lo suficientemente abierto y dar las mínimas pistas para que, una vez llegado al punto que —en un principio— implica el cierre del texto, aún tengas dudas, razonables o infundadas, y necesites volver al título para aclararlas.
Pero el cruel autor decidió ir más allá y, en un guiño con aspecto de puñalada trapera, dejar este cuento intitulado. No lo juzgues a la ligera. A pesar de que no pensaba en ti mientras escribía, aunque parezca lo contrario, te tiene cierto aprecio. Si hubiera puesto el título que este relato se merece tal vez no habrías podido dormir o, lo que es peor, vivir el tiempo necesario para decirle a alguien más cuánto disfrutaste con la lectura de sus cuentos.
Así que no hagas caso de las habladurías de quienes dicen haber leído este mismo microrrelato, en otra edición, en otro país, con el título “Microrrelato para matar a un lector”.
No prestes atención a esos rumores porque, de ser cierto, ya estarían muertos y, entonces, tendrías que admitir que hablaste con un fantasma, y tú no crees en fantasmas, ¿verdad?